PABLO JAVIER RESA
Nació en 1964, en Lobería, provincia de Buenos Aires. Creció entre Mar del Plata y Lanús. Estudió entre esta última y la Capital Federal. Los primeros asomos poéticos comenzaron en la pubertad, y a partir de 1996 trabajó con la poesía entre talleres literarios y estudios terciarios de literatura. Publicó su poemario “De Volcanes y Giralunas en Celo” a fines de 2003. Actualmente reside en Remedios de Escalada y prepara la edición de su libro “Empecinaciones bajo tormenta”
Algunas consideraciones que necesito compartir y cotejar
(fragmentos extraídos del epílogo del libro “De Volcanes y Giralunas en celo”)
“Hace un año, más o menos, Rubén Soriente (un amigo pintor) me comentaba una idea que esgrimiera Miguel Ángel Buonarotti. Este escultor solía decir, al tiempo que escogía entre enormes bloques de mármol de Carrara a aquellos en los que iba a trabajar, que la obra ya estaba allí desde antes. Sostenía que su trabajo se reducía a quitar lo que sobra. Y así era que se componía su criterio de selección, finalmente. Esto me ayudó a sintetizar lo que venía experimentando con la poesía.
La hoja en blanco no está en blanco. Como aquel italiano, uno puede ver al trasluz la obra que pide por alguien que le quite lo sobrante; lo que le impide salir a la luz y darse a compartir. Las diferencias con el reconocido plástico puede que no pasen de herramienta y técnica (prescindiendo de opiniones valorativas). Aquél golpeaba para quitar los blancos y nosotros, los que escribimos, coloreamos a la que pide libertad...
...La hoja no es la que parece; una que espera sobre la mesa, es la que llevamos puesta. Aquella primera se parece más a una mujer de hielo con una niña que nos mira desde dentro. Esa pálida mujer es tan lejana, tan inabordable porque no se trata de la que nos conmueve dejando un antes y un después a ambos lados de su paso. Esta otra hoja nuestra, en cambio, dialoga con la niña inquieta, inasible y cercana a la vez, la niña que sólo necesita que uno aprenda a escucharla y esté atento para abrirle la puerta. Y esto es, para mí, tan así de evidente porque esa niña es la vida.
El compromiso que yo siento con esa pequeña es la honestidad. Ser leal a lo vivido y rendirle honor es descubrirla bajo esa transparencia mortal. Si logro dejar que la pasión derrita esa capa de supuesta tiranía, lo que saltará a respirar es una creatura que se parece mucho a la que todos llevamos dentro. Y es bien posible, entonces, que no nos resulte extraño encontrarnos en su espejo...
...Lo poético viene a demorar la percepción, a presentarnos la cosa de tal modo que debamos reparar en ella y volver a pensarla. Es como si se tratara siempre de la primera vez (y es en este sentido que entiendo una función social de lo poético). Este modo de re-presentar es, para mí, lo poético. Un modo conciente que transporta lo sentido, apelando tanto a la emoción como al entendimiento. Es también un juego, un desafío desde la combinación y hacia los espíritus dispuestos
Como creo que la hoja que llevamos puesta; la experiencia vital, es también anterior, y anterior en términos de antigua, adhiero a la idea de que hay una memoria de muchas generaciones que sustenta todo lo que no podemos explicar desde lo cultural de nuestro tiempo, desde el caótico entramado social en el que vivimos. Esta memoria funciona como un palimpsesto; tabla capaz de contener, a un tiempo y conjuntamente, la escritura presente y la pasada; lo escrito hoy junto a las huellas de lo escrito ayer. Todo lo que pensamos ha sido pensado y todo lo que sentimos ha sido sentido. El pasado se re-escribe en nosotros permanentemente. Vivimos en un retorno inagotable. Por esto es que podemos entender a la obra como lo que ya estaba allí, antes de disponernos a colorearla.
....... Finalmente, la maravilla de todo esto es que nada se agota y que, mientras se transforma, tenemos la dicha de elegir un lugar creativo para este cambio. Nada mejor que una mente satisfecha en su intento inagotable, dentro de un cuerpo cansado al final de la jornada; un espíritu inquieto siempre en carrera hacia el horizonte móvil de la felicidad...”
LA FOTO DE PABLO FUE TOMADA POR DANIEL GRAD
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