HORACIO GARCÍA
Horacio García nació en Capital Federal; abril del ’63. Hacia fines de ’83 se vino a la Patagonia, dice que escapando de no sé qué cosa.
Jamás participó de concursos literarios: ninguna medalla o cucarda iluminan su pecho; siempre fue amigo de los encuentros, congresos, talleres, seminarios o charlas invocadas en nombre de la literatura y abiertas a todo público. García vive con el ceño fruncido y dice que sólo mira alrededor y escribe para que el dolor lo deje en paz.
Tres de sus obras (Las ausentes; La hora; Quimérico) son textos de estudio en la Universidad Nacional del Comahue, en la cátedra de Literatura Griega Antigua y fueron representadas por el grupo “Theatron” de la ciudad del Neuquén. Una de sus obras dramáticas, Argentina. Virgen de los Dolores, fue representada por el grupo “Teadanz Experimental” en el Ámbito Histrión, ciudad del Neuquén, y seleccionada para participar del concurso provincial de teatro.
García pretende ser alfabetizador, escéptico y empleado público.
Su primer libro, Malabares (2008, Editorial Ruedamares, Nqn.), fue editado por la infatigable insistencia de aquellos que conocen sus textos; por tanto, él asegura que se desprende de lo que dijo, o de lo que no dijo. Uno de sus libros editados se llama Apuntes de electricidad eléctrica domiciliaria (2010, Editorial Llantodemudo, Cba.), pobre hombre, se aburrió más que un nene sin hamaca. Su segundo libro de poemas, Roce urbano (2010, Editorial Llantodemudo, Cba.), es el producto de las marcas que la gente va dejando en su piel. Una antología de textos dramáticos y estudios críticos, impulsada por la Universidad Nacional del Comahue, incluye las obras La hora (a solas con todos), Las ausentes y Quimérico, compuestas en los año 2009-2010-2011 respectivamente.
Este libro es el primer intento de García incursionando en el arte narrativo; dice que se hace cargo, pero hasta ahí: reconoce los múltiples errores, pero renuncia a los aciertos, éstos son de la gente, dice. Emulando alevosamente al Libro de los abrazos, de Eduardo Galeano, este libro contiene microficciones, anécdotas, reflexiones y textos que García fue acumulando a lo largo de veinte años.
García es ostracista, sin embargo, camina por la vida buscando el sitio para pertenecer. Nada lo pone más feliz que cuando la poesía llega a la gente y en ello trabaja infatigablemente. García se la pasa haciendo política, pero de ninguna manera partidaria; dice que si la poesía no es social, no merece la pena ser leída. El buey solo no siempre bien se lame, dice.
Les manda un afectuoso saludo.
Por mi parte, nada más.
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